El CEO de Ebro, Pedro Calef, junto con el nuevo SUV S700 El Español Madrid
Pedro Calef, gerente de la automovilística Ebro, vive un momento agridulce. Este miércoles su compañía lamentó el fallecimiento de uno de sus empleados mientras trabajaba en la planta de Zona Franca. Al hombre, de 50 años, se le cayó encima material mientras descargaba un camión.
A pesar de que la empresa reitera su “pleno compromiso con la seguridad y prevención de los riesgos laborales”, las estadísticas son preocupantes. En cinco meses, ya son dos los trabajadores que han perdido la vida en accidentes laborales dentro de la misma fábrica. En abril, otro operario —en ese caso de una subcontrata— murió electrocutado.
Esta tragedia contrasta con el buen momento que atraviesa la automovilística, en plena etapa de expansión. Ésta da un nuevo impulso a la reindustrialización del antiguo complejo de Nissan, contratando a entre 230 y 240 personas que perdieron el empleo tras cerrarse la planta de la empresa nipona en diciembre de 2021.
El reto de Calef es doble: mantener el impulso industrial de Ebro y garantizar que el crecimiento asegure los estándares más altos en materia de seguridad para su plantilla.