El presidente de la Generalitat, Salvador Illa Europa Press
El presidente de la Generalitat Salvador Illa cumple un año al frente del Ejecutivo catalán con una nota sustancialmente positiva. El cambio ha llegado a las instituciones autonómicas tras más de una década de procés y, pese al complejo arco parlamentario que obliga al Govern a negociarlo todo con ERC y Comuns, dos socios exigentes, Cataluña ya nota las consecuencias de esta nueva etapa.
Más allá de desencallar carpetas que llevaban años en un cajón, como la ampliación del aeropuerto de El Prat o el nuevo modelo de financiación, que no obstante tardará en llegar, la calma vuelve a reinar. Las empresas vuelven, la relación con el resto de España vuelve a ser de colaboración y amabilidad y la hostilidad entre catalanes parece ser algo de tiempos pasados.
Hay retos, sí. Pero también un Govern que los afronta. Vivienda, infraestructuras, desigualdad o cohesión territorial son algunos desafíos que Illa ha demostrado tomarse en serio. Hace apenas un año que tomó posesión tras una investidura voluntariamente accidentada por el principal partido de la oposición. Desde el primer día estuvo a la altura, y encara el nuevo curso más que consolidado.