El presidente de Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre, en archivo
Josep Sánchez Llibre ha cogido el avión, pero no para hablar de vuelos, sino para asegurarse de que en Bruselas no tumben ninguno. El presidente de Foment del Treball ha encabezado una delegación en la capital europea para mover hilos en favor de la ampliación del aeropuerto de El Prat, el gran proyecto del Govern de Salvador Illa que aún necesita el aval ambiental de la Comisión Europea.
Barcelona va tarde, dicen. Muy tarde, según la patronal. Pero también van con cuidado: han prometido que el plan respetará todos los criterios medioambientales y no tocará ni La Ricarda ni El Remolar, los dos espacios que hacen sudar a ecologistas y euroburócratas.
En las reuniones, Sánchez Llibre ha desplegado una agenda ambiciosa: además del aeropuerto, ha metido en la maleta propuestas laborales, de vivienda y comercio internacional. Bruselas escuchó. Aún no ha contestado.
La estrategia parece clara: vender el proyecto como modernización y crecimiento económico. Y tiene aliados insospechados: Junts, PP y Vox, unidos por una pista de aterrizaje. Mientras, los Comuns y ERC se resisten con el freno ambiental.