
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una sesión en el Congreso / EP
De la célebre banda del Peugeot (puede que robado) ya han caído tres de cuatro: Cerdán, Ábalos y Koldo, el chófer. Solo queda suelto el actual presidente del gobierno, Pedro Sánchez, al que muchos consideran el jefe de la pandilla de golfos apandadores (o el segundo de abordo, si hemos de hacer caso a los que acusan a Rodríguez Zapatero de ser el auténtico Puto Amo, como hizo hace unas noches Juan Soto Ivars en el programa de Iker Jiménez).
Creamos o no en la culpabilidad de Sánchez, cualquiera puede llegar a la conclusión de que, si es, como pretende, una víctima de amigos traidores en los que nunca debió depositar su confianza, es que el pobre es tonto de capirote, ya que tirarse casi 15 años confiando en sujetos como su número dos y su número tres y sin enterarse de nada de lo que maniobraban es para ganar el premio al Asno Total que se inventó Milan Kundera en uno de sus relatos.
El sanchismo da toda la impresión de estar llegando a su fin, pero nadie lo diría viendo las comparecencias de su creador. La posterior al descubrimiento de las fechorías de Cerdán, con su aire apenado y un maquillaje para tanatorios, fue de antología. Que pillen a uno de tus dos principales secuaces (después de que te hayan pillado al otro) y que te presentes como una víctima más de su perfidia es asombroso y hasta admirable, si te fascina la desfachatez. Pero la que ya es para nota es que te las apañes para darle la vuelta a la situación y señalar como culpables en la sombra a los del PP, con su campaña de ataques a base de bulos y fango. Si eso no es un golpe de genio, que baje Dios y lo vea.
Debo agradecerle al PSOE de Pedro Sánchez que gracias a sus mangutancias he recuperado la ilusión por leer la prensa, que había perdido bastante últimamente. Ahora me levanto por las mañanas, proactivo y resiliente, y me propulso al ordenador para leer el nuevo capítulo de las aventuras de la UCO, unidad de la guardia civil que nadie conocía hace dos semanas y que ahora es lo más plus de la información española, sección chorizos de la política.
Comentaba el amigo Soto Ivars en lo de Iker que no quería que esta investigación terminara nunca, porque jamás se había entretenido tanto con un culebrón político-delictivo de semejante poderío. Mal que me pese, estoy de acuerdo con él: las desgracias de Pedro Sánchez me mantienen despierto y con energía, me han devuelto la ilusión por leer la prensa y siento que me dan la vida. Debo ser un ser humano horrible, pero eso es lo que hay.