El oncólogo Josep Tabernero, también expatrono de la Fundación Cellex

El oncólogo Josep Tabernero, también expatrono de la Fundación Cellex EFE

Examen a los protagonistas

Josep Tabernero

Publicada

La sombra de la sospecha se cierne sobre el médico e investigador Josep Tabernero en el caso de la gestión de los bienes de las fundaciones Cellex y Pere Mir

Diez días después de que la conselleria de Justicia de la Generalitat anunciara la intervención de estas dos entidades filantrópicas por su presunta descapitalización cuando las dirigía Jordi Segarra, Crónica Global ha obtenido documentación que pone bajo la lupa al prestigioso oncólogo, que en el momento de los hechos ejerció de albacea en ambas.

Se trata del registro catastral de la propiedad de una finca situada en la Pleta de Baqueira (Lleida), en su día propiedad de Pere Mir, el empresario fundador de Cellex y de la fundación que lleva su nombre.

Dicha documentación muestra que Tabernero fue beneficiario de una donación de dicha propiedad, dos años después del fallecimiento del mecenas en el año 2017. 

Según el registro, la operación se efectuó el 21 de enero de 2019 y la orquestó Jordi Segarra quien, a través de su empresa Simex S.A., facilitó el traspaso de la finca. La mitad de la propiedad la recibió Tabernero, y la otra mitad, su mujer. 

El hecho de que Tabernero, por entonces albacea en ambas fundaciones, aceptara “muy agradecidamente” la donación -y dejara que Cellex pagara los impuestos- plantea dudas sobre su papel en la gestión de los activos de Pere Mir.

Fuentes consultadas por este medio sostienen que Tabernero tenía la obligación moral y notarial de velar por los bienes y fondos de las fundaciones, y garantizar que se utilizaran para los fines para los que fueron creadas. El oncólogo se defiende asegurando que ya no tiene vinculación con ninguna de las fundaciones. 

El asunto se está investigando y, llegado el caso, la justicia dirimirá si Tabernero tiene algún grado de culpabilidad o no. El doctor mantiene su presunción de inocencia, aunque su supuesta implicación en el embrollo de la gestión del legado de Mir sugiere que la gestión de los albaceas podía haber sido, cuando menos, bastante mejor.