Borja Manzanares, presidente del Colegio de Enfermería de Barcelona

Borja Manzanares, presidente del Colegio de Enfermería de Barcelona Cedida

Examen a los protagonistas

Borja Manzanares

Publicada

Es evidente que las irregularidades denunciadas en el Colegio de Enfermería de Barcelona (COIB) se tendrán que probar. Los críticos tendrán que exponer sus argumentos, y la junta, los suyos. La decisión final será muy relevante para los cerca de 50.000 afiliados de la institución, que sin su carnet no pueden ejercer. 

A la espera de que se dilucide si hubo mala gestión en el COIB si o se trata de una simple discrepancia presupuestaria, lo cierto es que la gestión de la crisis no ayuda al organismo. La junta de Borja Manzanares, su presidente, no ha sido todo lo transparente que se desearía, al menos con los medios de comunicación. 

Y este torpe enfoque se suma a otras polémicas del COIB, como la descarada politización o el favoritismo hacia un sindicato, Infermeres de Catalunya, que no tiene representación alguna en los órganos negociadores con la administración. 

Por ahora, y como ocurre con el Colegio de Médico de Barcelona, el COIB no es de los enfermeros y enfermeras: es sólo de una parte de ellos. Los que dirigen el ente carecen del adecuado sentido de institucionalidad, y no hay visos de que empiecen a abrir puertas y ventanas del organismo. 

Negro sobre blanco, se trata de un regreso a las épocas pasadas de la política catalana, cuando los colegios profesionales los controlaba sólo un sector del nacionalismo, y la rendición de cuentas era insuficiente, cuando no inexistente. 

Es la hora de decir que la enfermería necesita un colegio abierto a toda la profesión, y no sólo a una parte. Y que el sindicato de referencia de este nivel profesional es Satse, no una plataforma nacionalista creada para mayor gloria de Junts.