Pere Vicent Balfegó (c); Manel Balfegó y la esposa del primero

Pere Vicent Balfegó (c); Manel Balfegó y la esposa del primero Cedida

Examen a los protagonistas

Pere Vicent Balfegó

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Es evidente que Grup Balfegó es una empresa exitosa. Los productores, transformadores y comercializadores de atún rojo han logrado armar un imperio desde el Ebro y la costa de Tarragona. Su apuesta por el alimentario de exportación ha sido exitosa y, hoy en día, hablar de atún rojo es hacerlo de Balfegó. 

Eso sí, no todo lo que toca la familia se convierte en oro. Los primos Pere Vicent y Manel, auténticos alma mater de la compañía, intentaron impulsar una cadena hotelera que tuviera sinergias con la firma pesquera. 

No lo han logrado. Pese a que ellos defienden por activa y por pasiva que su core business es el atún rojo, la saga irrumpió en la hotelería catalana con un activo interesante: un hotel en Caldes d'Estrac, una de las cunas del termalismo de Cataluña. No ha salido bien. 

El alojamiento no ha despegado, ha acumulado deuda y ahora terminará rescatado por un empresario pakistaní hecho a sí mismo. No es un fracaso colosal: es un traspié que le puede pasar a cualquier compañía que se transforme en grupo. 

Eso sí, igual que los Balfegó han informado de sus éxitos al dedillo, y han pregonado las bondades de su aventura empresarial, deberían cuidar la transparencia cuando las iniciativas no llegan a buen puerto. Aunque éstas sean particulares y en el plano familiar.