
Albert Batlle, concejal responsable de Prevención y Seguridad
El Ayuntamiento de Barcelona sigue comandado por los técnicos municipales, que en ocasiones parecen mostrar unas ganas excesivas de encontrar irregularidades en todas partes.
El último episodio de ello ocurrió el jueves, cuando interrumpieron un show en directo en la icónica sala El Molino, abierta desde 1898, para realizar mediciones acústicas sin previo aviso.
Los hombres grises del Ayuntamiento de Barcelona irrumpieron en una velada festiva en la que actuaba la compositora, pianista y cantante catalana Maria Coma. ¿No tiene la ciudad ningún otro problema más acuciante?
No estamos hablando de una horda de turistas gritones o de un DJ fastidiando la noche a un vecindario. No, una pianista actuaba tranquilamente, en una velada de alto nivel cultural, y los técnicos municipales segaron la noche.
El Ayuntamiento de Barcelona y su concejal de seguridad, Albert Batlle, hacen bien en querer controlar el ruido. Pero a veces parece excesivo el celo de sus inspectores, temidos en toda la ciudad, y conocidos por su facilidad para detener con mano de hierro cualquier iniciativa empresarial.