
Enric Aragonès, portavoz del Sindicat de Llogateres
Al Sindicat de Llogateres se le suele loar por preocuparse de la gravísima situación del acceso a la vivienda. Sin embargo, vende las recetas equivocadas (y de la peor forma posible). Así lo evidenció ayer la carta a la ciudadanía de Albert Ollé, propietario de la Casa Orsola de Barcelona.
Una de las muchísimas lecturas que aporta la misiva es que a los inquilinos les hubiera ido mucho mejor sin el Sindicat de Llogateres y su agresividad.
Su portavoz, Enric Aragonès, debería tener un tono más conciliador en lugar de confrontar tanto. Y dejar de usar las crisis sociales para su propio beneficio.
El empresario barcelonés Ollé ya se plantea vender el inmueble. Y cuando esto ocurra, opina, es posible que lo compre "un verdadero fondo buitre", que no tendrá ningún interés en "preservar el patrimonio ni en encontrar acuerdos” con los inquilinos.
Ollé ha explicado que los otros vecinos que no son Torrent e intentaron negociar con él sí pudieron alcanzar pactos. “Por ejemplo, la señora Josefa (que en paz descanse) renovó su contrato por 450 euros mensuales, pero de eso no se habla. Tampoco se dice que otro vecino, después de ser pillado introduciendo okupas en la finca, recibió una renovación del contrato cuando su padre, avergonzado, intercedió por él”, ha explicado el propietario.
También ha señalado a Colau y Sumar: "En lugar de buscar culpables, reflexionad sobre si vuestra situación no es consecuencia de haber confiado en aquellos que prometieron miles de viviendas sociales y no construyeron casi ninguna".