El ministro de Transportes, Óscar Puente, en la inauguración del SIL 2024

El ministro de Transportes, Óscar Puente, en la inauguración del SIL 2024 DAVID ZORRAKINO EUROPA PRESS

Examen a los protagonistas

Óscar Puente

Publicada

La marcha de Raül Blanco como presidente de Renfe llega justamente cuando la ambiciosa y eficaz transformación puesta en marcha por el hasta ahora máximo responsable de la compañía ferroviaria pública comienza a tener reflejo en los resultados. El record histórico de viajeros, y la inédita reducción de las pérdidas, así lo atestiguan. 

De ahí que resulte un tanto extraño el movimiento de Blanco, sin esperar a recoger los frutos de su labor. Aunque oficialmente se trata de una salida pactada con el Ministerio de Transportes, en el sector se habla de que esta situación viene derivada de un periodo de discrepancias y tensiones entre las dos partes que han hecho poco menos que insostenible la situación.

No es habitual encontrar un gestor como Blanco. Ni tampoco que una empresa pública, que no suele ser paradigma de eficiencia, muestre un desempeño del estilo de Renfe durante los últimos tiempos. De ahí que hubiera sido deseable que el titular de la cartera, Óscar Puente, hubiera hecho algún esfuerzo adicional por procurar que el mandato de Blanco tuviera continuidad. 

Su lugar será ocupado por Álvaro Fernández, secretario de Estado, y que ya trabajó con Puente en su etapa como alcalde de Valladolid. No es extraño que los políticos elijan personas de su confianza para cargos de responsabilidad, pero bien harían en dejar de lado tal norma consuetudinaria en aquellos casos en los que los resultados avalen la gestión.

No cabe poner en duda de antemano la valía del nuevo presidente de Renfe. Pero la del ya ex estaba más que probada. Y, como dice el acervo popular, para los experimentos es recomendable emplear gaseosa.