Elon Musk, una figura con enorme influencia global, vuelve a estar en el ojo del huracán tras reaccionar con un simple “wow” a una noticia que vincula criminalidad e inmigración en Cataluña. El propietario de Tesla y X respondió con esta escueta reacción, pero colmada de intención, a un artículo de La Razón publicado en septiembre de 2024 bajo el siguiente título: "El 91% de los condenados en Cataluña por violaciones son extranjeros".
Este gesto aparentemente trivial refuerza narrativas simplistas y estigmatizantes que la ultraderecha ha convertido en bandera para señalar y criminalizar a los colectivos migrantes. En un contexto político donde el discurso del odio y la polarización están en auge, la reacción de Musk no es inocente: amplifica ideas reduccionistas que distorsionan problemas sociales complejos y alimentan prejuicios hacia los más vulnerables.
Más allá del impacto inmediato de su publicación (que ya acumula más de 109 mil 'me gusta') lo preocupante es cómo una figura de su calibre legitima mensajes que promueven divisiones y fortalecen un marco de exclusión social.
En lugar de contribuir a un debate informado, basado en datos y soluciones reales, Musk opta por una postura que, aunque breve, tiene el potencial de normalizar una retórica que trivializa la convivencia y la diversidad.
En un mundo conectado, la responsabilidad de quienes tienen un altavoz global debería enfocarse en construir puentes, no en profundizar grietas.