Joan Laporta, presidente del Barça, durante un discurso

Joan Laporta, presidente del Barça, durante un discurso EFE

Examen a los protagonistas

Joan Laporta

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Un suspenso tras otro, y cada cual mayor. Joan Laporta (Barcelona, 29 de junio de 1962) mantiene al FC Barcelona en el alambre, lejos de sacarlo del serio aprieto del que su antecesor, Josep Maria Bartomeu, y la pandemia son responsables. Instalado en la improvisación --y en ocasiones en una planificación que deja más sombras que luces-- ha sumido a una de las mayores industrias económicas de Cataluña en una profunda crisis reputacional.

Lo que antes era un mero trámite en el sentido más estricto de la palabra, hoy es una odisea que el primer equipo inscriba a dos jugadores en las competiciones domésticas. Los varapalos se suceden, tanto de los organizadores como de la Justicia, y ni Dani Olmo --el mejor fichaje de los últimos años-- ni Pau Víctor pueden jugar en España. Con el fútbol de vuelta tras el parón navideño, ambos dependen ahora de la adopción de medidas cautelarísimas por parte del juez para jugar. Ni más ni menos.

La entidad que maravilló al mundo la década pasada, la marca catalana más internacional sin lugar a dudas, se merece una gestión profesional, lejos de situaciones ridículas como las que copan las portadas desde hace demasiado tiempo. Laporta, rodeado de amigos y familiares, se ha ganado a pulso tener en su contra al barcelonismo, que ya pide su cabeza al unísono. No aguanta más, y muestra de ello es el comunicado de este domingo: "Les pedimos que dimitan de forma inmediata".