Todo menos dimitir
El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, se ha defendido como gato panza arriba esta semana para no tener que presentar esa dimisión que la gente (o puede que el populacho, desde su punto de vista) le reclamaba a gritos desde la calle mientras él echaba pelotas fuera en la sede de su gobiernillo o, directamente, le enjaretaba la culpa de todo el sindiós de la DANA al gobierno central (que no digo que no la tenga en parte, pero me da la impresión de que aquí ha habido que sumar dos ineptitudes diferentes a la hora de conseguir un resultado tan desastroso). Ya sabíamos que, en España, dimitir se considera un nombre ruso, pero hacía tiempo que no nos quedaba tan claro como nos lo ha dejado a todos el señor Mazón, a quien, por cierto, le gusta dárselas de autocrítico y reconocer que tal vez (solo tal vez, tampoco nos autodespreciemos gratuitamente) las cosas se podrían haber hecho mejor. En cualquier caso, la culpa es de cualquiera menos de él: el gobierno central, la AEMET, la UME...
Si hemos de creer a Mazón, todas las meteduras de pata a la hora de gestionar la DANA se producen fuera de Valencia. Y uno, la verdad, podría creerle porque no confía demasiado en el gobierno de Pedro Sánchez, pero ha escuchado al mandamás de la Unidad Militar de Emergencias llevándole la contraria a Mazón y le ha resultado muy creíble y verosímil (aparte de que sus datos se pueden contrastar y coinciden con la realidad).
No se le puede negar al señor Mazón un cuajo considerable. El almuerzo de más de tres horas con una periodista a la que, al parecer, le habría ofrecido, sin éxito, la dirección de la televisión autonómica, se lo ha pulido con unas excusas increíbles. Y el caso es que llegó tardísimo a la reunión en que se estaba afrontando lo de la DANA (según él, porque había un tráfico tremendo que había convertido Valencia en una ciudad intransitable). Tampoco se encargó de que los avisos por SMS llegaran a la población con el tiempo suficiente para que ésta tomara medidas defensivas… Tal como nos ha vendido la historia el señor Mazón esta semana, diríase que había un complot del gobierno central para amargarle la vida a él y a su partido, intenciones que, probablemente, atesoraba el PSOE, pero que parecen insuficientes a la hora de responsabilizar al gobierno de todo el desastre acuático.
Puede que otro hubiera intentado salvar el propio pellejo poniendo en la picota a unos cuantos secuaces, pero hay que reconocer que Mazón cuida de los suyos: no ha cesado ni a la que ignoraba que existía lo de los avisos a la población por mensajes al móvil. Tenemos montones de muertos y desaparecidos y parece que aquí nadie tiene la culpa de nada. Yo diría que Núñez Feijoo haría muy bien prescindiendo de los servicios de Mazón y urgiéndole a que reformara el cuarteto Marengo, con el que intentó presentarse al festival de Eurovisión hace unos años, pero tras unos días en los que parecía que algo así podía suceder, nuestro Rajoy 2.0 ha optado por no hacer nada.
Que, como todo el mundo sabe, es la mejor manera de ganar las próximas elecciones. ¡Qué potra tiene Sánchez con semejante jefe de la oposición!