La falta de empatía de algunas grandes empresas llega a veces a situaciones inadmisibles. Como, por ejemplo, la que le ha ocurrido a una víctima de la DANA de Valencia.
El coche de este damnificado acabó aplastado y cubierto por otros dos vehículos en un polígono de Ribarroja a causa de las riadas de hace un par de semanas. El afectado, como es natural, pidió la baja del seguro a su compañía, Verti. Pero le ha acabado costando lo suyo.
El problema es que, pocos días antes, había finalizado el plazo para cancelar la renovación automática del seguro. Y sólo le permitían anularlo con la baja de la Dirección General de Tráfico (DGT).
El caso es que el coche ha sufrido un siniestro total, y la DGT sólo da esa baja cuando se lleva al desguace. Algo que ahora mismo no es posible, dada la magnitud de la catástrofe en la zona.
Verti se cerró en banda, de forma que pasaría a cobrarle la nueva cuota anual en breve. Pero al final, acabó dando su brazo a torcer, después de que el damnificado denunciara y viralizara su caso en las redes sociales. A partir de ese momento, Verti rectificó y, de forma excepcional, aceptó la cancelación de su seguro. Algo que tendría que haber hecho desde el primer momento.