El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha derribado el plan urbanístico del antiguo Autódromo de Terramar de Sitges, un macroproyecto que pretendía construir un complejo hípico de competición. Lo financian grandes nombres de la burguesía catalana como Carles Vilarrubí.
El nodo ecuestre, por ahora, no se hará. La justicia ha anulado la tramitación, por lo que se tendrá que presentar recurso o volverse a elaborar. Y en este escenario es donde aparece un responsable, Damià Calvet, que era conseller de Territori de la Generalitat cuando se armó la modificación de la normativa urbanística.
No se hizo bien. El TSJC le ha propinado un rapapolvo mayúsculo, concluyendo que se pervirtió una comisión de urbanismo menor.
Tras el fallo judicial, el Ayuntamiento de Sant Pere de Ribes y los promotores no tiran la toalla. Contra el fallo del TSJC cabe recurso. No obstante, habrá que ver si los acaudalados patronos que sostienen el proyecto están dispuestos a seguir financiándolo pese a los riesgos.
De momento, el garrafal error de Calvet (ahora concejal en el Ayuntamiento de Barcelona) les ha dejado con el pie cambiado y con sus fondos sin rendimiento.