El líder en la restauración rápida en España, Restaurant Brands Iberia (RBI), está deglutiendo con problemas la compra en bloque de 54 negocios de Burger King a la mexicana Alsea. La adquisición, que la ha confirmado como dueña casi indiscutible de la cadena de fast food en España, no se termina de concretar por desacuerdos en la integración de los locales, que la cotizada azteca dejó en "mejorables condiciones".
Es algo que RBI podría, o debería, haber previsto antes de ejecutar la operación. No lo ha hecho, y hasta ahora ya ha dado tres fechas distintas para comenzar a operar como una red única.
Eso problemas de digestión de la expansión inorgánica se suma al discreto papel que ha hecho Burger King en Barcelona. Derrotada una y otra vez por McDonald's en número de locales, la firma con sede en Florida ha visto como su competidora le abría puntos de venta al lado o como le arrebataba el icónico restaurante de la Ronda Litoral. O como la de Chicago organizaba en la Ciudad Condal su convención anual.
En paralelo a ello, ha tenido que cerrar algunos locales más céntricos, como los de la calle Balmes o Las Ramblas.
Es evidente que BK no ha encontrado el tono en Barcelona. Pero, también, que ahora se enfrenta a un reto más acuciante que consolidar su posición en este mercado. Para ser líder, hay que amarrar bien la red comercial. Y con la compra de Alsea no ha pasado.