![Francesco Vanni, director general de Harley Davidson en España, en un acto](https://a1.elespanol.com/cronicaglobal/2024/10/09/examen-protagonistas/892170922_13562646_1024x576.jpg)
Francesco Vanni, director general de Harley Davidson en España, en un acto
Francesco Vanni
Harley Davidson ha visto cómo uno de sus franquiciados estrella, Harley Barcelona, interrumpía sus operaciones de forma abrupta y dejaba a decenas de clientes colgados, cuando no a centenares. La multinacional estadounidense ha reaccionado de forma patosa y lenta: apenas está dando explicaciones, y tampoco parece que haya intervenido en la operativa para encauzar la crisis.
Basta un ejemplo: los afectados acuden a los medios de comunicación y a la tienda, y los otros franquiciados tienen que pagar el precio operativo y reputacional del descalabro del hub motero, que operaba en la zona alta desde 1987.
Se defienda como se defienda, lo ocurrido con Harley Davidson es, a todas luces, inaceptable. Cualquier franquicia puede desmoronarse, y la marca matriz no será directamente responsable, claro. Pero la crisis de Barcelona ha puesto en jaque el modelo absolutamente descentralizado del grupo, y ha demostrado que la franquiciadora tiene muy pocas ganas de salir salpicada del escándalo.
No es aceptable que los clientes tengan que acudir a la vía judicial o a los medios de comunicación. Demuestra cicatería, falta de liderazgo y compromiso para con la propia marca.
Harley Davidson, si es una marca rebelde como proclama en su publicidad, debe estar a la altura. Porque el golpe de Barcelona amenaza con llevarse parte de la reputación de la compañía.