Valentín Alonso Soroa
Avanza, conocida compañía de transporte por carretera con gran implantación en el Baix Llobregat, de nuevo en la picota. La firma capitaneada por Valentín Alonso Soroa, en la que el ejecutivo lleva media vida, primero como director financiero y, ahora, como director general, afronta una nueva sacudida reputacional a causa de las condiciones de la flota y de los trabajadores.
La empresa de autobuses lleva meses, incluso años en la diana. ¿Por qué? En primer lugar, por las deficiencias del servicio ofrecido, que le han costado tremendas multas: falta de flota, incumplimiento de horarios y vehículos en mal estado (incluidas las dificultades de acceso para personas con movilidad reducida) le han costado algún que otro tirón de orejas. Pero hay más.
Mientras Valentín Alonso se publicita y vende las bondades del transporte público, así como la necesidad y la apuesta por vehículos eléctricos y de cero emisiones, la realidad es que ni el servicio funciona como debería (aunque algo ha mejorado en los últimos tiempos), ni los trabajadores se sienten a gusto. Por ello van a la huelga, cansados de promesas y de negociaciones que no avanzan.
En este contexto, los empleados de la UTE Avanza Baix, en la que se integra Avanza, pararán de forma parcial, si nadie lo remedia, durante cinco jornadas este octubre, lo que repercutirá de forma notable en el prestigio de la compañía y en el humor de sus usuarios. Sólo quieren negociar sus condiciones.
La huelga anunciada afectará a una treintena de líneas que transitan por toda la comarca metropolitana. Mal negocio para la compañía, pero, sobre todo, mala noticia para los cientos de usuarios que toman el transporte público. Quizás Alonso debería repasar su PDG para reconducir la situación.