Marc Soler
Las administraciones públicas las componen personas, por lo que las tensiones y los conflictos se pueden producir, como en cualquier organización. En los grandes equipos de trabajadores pueden surgir discrepancias, puntos de vista distintos y choques. Pero es que lo ocurrido en la Consejería catalana de Salud no es nada de eso.
Lo sucedido en el Departamento desde hace 20 meses es gravísimo, con cerca de una docena de bajas médicas, traslados, salidas y adioses por culpa del carácter "despótico" del director general de Profesionales de la Salud, Marc Soler Fàbregas.
El directivo ya encajó una queja formal ante el anterior consejero por su polémico desempeño. Ocurrió después de que desmantelara por acción u omisión el equipo anterior de Montserrat Gea, un grupo de personas eficientes que concitó mucho consenso en la casa.
Con Soler pasa exactamente lo contrario. Se ha quedado casi sin equipo porque se conduce de forma intratable, rayana en lo autoritario. Una conducta inexplicable cuando su dirección general -un cargo para nada mal remunerado- se centra en los profesionales.
El alto cargo, un hombre orgánico del Colegio de Médicos de Barcelona (COMB), no podrá dejar legado en su lugar de responsabilidad porque ha quemado a todo su equipo. Incluso a los que venían de otras provincias. Es una situación inasumible ante la que se imponen actuaciones urgentes por parte de nuevo equipo del Departamento, que preside Olga Pané.