St.John Cooper
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El líder mundial en autobuses turísticos, Big Bus Tours, una participada del inversor de capital riesgo Exponent Private Equity, abrió oficina en Barcelona en 2019 para entrar en el destino y hacerse con el jugoso contrato del bus turístico. Quiso sumar así la Ciudad Condal a su red de grandes urbes donde operan, y que ya suman más de una veintena.
Para ello, la firma británica esperó a la licitación del bus turístico metropolitano de la ciudad, que finalmente se lanzó en 2023. Cuando lo hizo, la marca impugnó las plicas del concurso recurriendo al manido Tribunal Catalán de Contratos (TCCSP), un órgano jurisdiccional al que, a veces, las empresas acuden con ánimo revisor, y en otras ocasiones, con el ánimo de bloquear u obstaculizar un concurso público determinado.
Pues bien, Big Bus denunció "discriminación" del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) en este Tribunal al entender que se la expulsaba por los criterios de adjudicación. Lo que es más, acusó a las dos concesionarias actuales, Moventis y Grup Julià, de beneficiarse de los pliegos concursales.
El TCCSP les dio la razón parcialmente, y sólo en un requisito fijado por el Área. Los otros, los que contenían acusaciones más graves, quedaron desestimados, como explicó este medio entonces.
Finalmente, Big Bus decidió ni presentarse a la liza. Y eso que la había torpedeado por el carril administrativo. Solo logró dilatarla, a coste para el ciudadano.
Ahora, Moventis y Julià han revalidado la contrata de forma limpia, despejando las graves dudas que había verbalizado el gigante británico. Se trata de una empresa que sí ha logrado entrar en Madrid para operar un sightseeing bus, pero a la que faltó mano izquierda, conocimiento del terreno y seguramente más humildad para hacerlo en Barcelona.
Tendrá más oportunidades en el futuro.