Manuel Fernández
El negocio de Clínicas Dorsia va viento en popa. Fue una apuesta que vio la luz en 2002 gracias a la visión del matrimonio formado por Manuel Fernández y Cristina Sánchez, hoy roto en mil pedazos.
Como toda clínica de cirugía estética que se precie, Dorsia ofrece sus servicios a quienes consideran que tienen una imperfección, a quienes algún rasgo físico les genera inseguridad, y a quienes les parece mejor un retoque que sufrir en el gimnasio. Pero todo tiene un límite.
Y ese límite lo ha denunciado el Defensor del Paciente con el último espot de Dorsia, en el que considera que se cosifica a la mujer y se traslada el mensaje de que, si no es perfecta, no tiene nada que hacer ante un hombre.
Otras asociaciones y colectivos se han unido a esta queja, que está en manos de la fiscalía, y no solo por la polémica campaña, sino por una gran lona en el centro de Madrid que, dicen, invita a las chicas a tener un físico perfecto si quieren progresar en esta vida. Las clínicas defienden que la idea es otra, pero la bomba ha estallado.