Sandra Guaita
Funecamp, la nueva funeraria supramunicipal que impulsa Reus (Tarragona), echó a andar con mal pie. La empresa pública nació sin suficiente consenso político, con oposición entre los trabajadores y teniendo que navegar una fuerte oposición del mercado.
Sin solución de continuidad, la funeraria municipal de Reus, embrión de la nueva empresa, subió los precios un 10%.
Pero si algo preocupó a diversos ciudadanos, partidos de la oposición y diversos estamentos es la salud financiera de la firma. No en vano, se conocen los graves problemas de su antecesora: la hasta ahora funeraria local está en quiebra técnica.
Pues bien, el gobierno municipal de Reus tenía una oportunidad de oro para demostrar que la mercantil era solvente. Y ésta era mostrar a todo el mundo los contratos entre el ayuntamiento y la funeraria. No lo hará.
Reus ha decidido esconder, ocultar si se quiere, los papeles de su relación con su empresa municipal de camposantos. Y esa actitud obstruccionista es un pésimo precedente para FuneCamp. Porque este medio también ha pedido el contrato: no lo ha logrado.
El Ejecutivo local de Sandra Guaita (PSC) maniobra para esconder qué estado de cuenta tiene la antigua sociedad. Todo un mal presagio para la empresa aún mayor que acaba de crear. Si hubiera pérdidas en FuneCamp, que son más que previsibles, ¿se ocultarán a los ciudadanos?