Salvador Illa
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La vuelta a la normalidad institucional y el debido respeto a las administraciones y símbolos del Estado está siendo, por ahora, uno de los logros destacables de Salvador Illa en sus primeras semanas de mandato como nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña. Una cortesía que se echó mucho de menos durante la década larga del procés, en la que los habituales desplantes de los sucesivos gobiernos de ERC y Junts al Rey o a los dirigentes del Gobierno avergonzaron a gran parte de la ciudadanía catalana.
La visita de Illa a Felipe VI el próximo martes en el Palacio de la Zarzuela es todo un símbolo de ese cambio de actitud, para bien, del Govern catalán. Y es que, desde 2015, ningún presidente de la Generalitat quiso acudir al encuentro protocolario con el monarca, en una clara muestra del sectarismo nacionalista que impregnó los mandatos de Carles Puigdemont, Quim Torra y Pere Aragonès.
En un lapso de pocos días, en cambio, Illa ya se habrá visto dos veces con el Rey, dado que ambos coincidieron en Barcelona durante el acto institucional de la Copa América de vela. Otra clara muestra de la nueva etapa política y social que se inicia en Cataluña.
La vuelta al sosiego y la normalidad es, sin duda, una gran noticia. Y sería bueno que, siguiendo esa senda, Illa mantuviera la actitud institucional que ha mostrado con otros símbolos. Como, por ejemplo, no excluir la bandera española en el interior de las dependencias de la Generalitat. De momento, ya la ha recuperado en la sala contigua a su despacho, donde habitualmente se mantienen las reuniones institucionales.