Albert Donaire, líder de los Mossos independentistas, en una marcha por al secesión catalana / CG

Albert Donaire, líder de los Mossos independentistas, en una marcha por al secesión catalana / CG

Examen a los protagonistas

Albert Donaire

Un "mosso" para Silvia Orriols

8 septiembre, 2024 00:00

Hace años que la sociedad catalana soporta estoicamente a Albert Donaire Malagelada (La Cellera de Ter, 1987), de profesión mosso d´esquadra y de vocación salvador de la patria y guardián de las esencias de la catalanidad. El bueno de Albert es, probablemente, el independentista más pesado y atorrante que vieron los tiempos (con el permiso de Lluís Llach), y lleva años haciéndose notar con todo tipo de declaraciones intempestivas e insultantes que suelen llevarle a los tribunales (hace tiempo que anda a la greña con una colega a la que ha hecho la vida imposible por ser sospechosa de españolismo). El mosso Donaire es un radical de lo suyo y no pierde ninguna oportunidad de obsequiarnos con sus salidas de pata de banco, que apestan a racismo y supremacismo, aunque disfrazadas de reivindicaciones democráticas. Cuando alguien pone por escrito lo que piensa de él, Albert se pilla unos rebotes del quince y suele recurrir a los tribunales, de donde acostumbra a salir escaldado. Cuando no sabe cómo responder a las críticas, recurre a la homofobia que dice sufrir, aunque, como vino a decir uno de sus damnificados, Albert Soler, los comentarios sarcásticos que le dedicó no eran una muestra de desprecio a los homosexuales, sino a los majaderos.

Durante los años del prusés, el mosso Donaire se convirtió en el perejil de todas las salsas. Te lo encontrabas hasta en la sopa, hasta el punto de que no sabías de dónde sacaba el tiempo para patrullar y hacer esas cosas que hacen los polis, mientras te preguntabas si era normal que a semejante sujeto -que, si no era un perturbado mental, lo parecía- se le permitiera ir por ahí con una pistola. Últimamente le había perdido un poco la pista y no sé si sigue en activo o si se le ha suspendido de empleo y sueldo (que sería lo suyo), pero ahora me entero gracias a este diario de que ha fichado por el partido de Silvia Orriols, alcaldesa de Ripoll y notoria representante de la extrema derecha catalana. A algunos les ha sorprendido esta noticia. A mí no, ya que siempre tuve al señor Donaire por un energúmeno y un fascista (catalán, pero fascista). De hecho, creo que al fichar por Aliança Catalana ha encontrado su lugar en el mundo. Ya no le hará falta hacerse el progre y el demócrata y podrá mostrarse ante todos como lo que siempre ha sido: un supremacista delirante y uno de esos individuos que, como aquel personaje de la novela de Sagarra Vida privada, han venido al mundo para hacerlo un lugar más desagradable de lo que ya es.

El mosso Donaire soltará un discurso próximamente en las fiestas de Ripoll. Dado su peculiar carácter, intuyo que no tardarán mucho en echarle del partido de la señora Orriols, pero confío en que me entretenga con sus gansadas durante el tiempo que ejerza de mamporrero de la extrema derecha catalana. En este mundo, amigos, hay que intentar sacarles partido hasta a los merluzos y a los pelmazos. Y si me acusa de homofobia, citaré al amigo Soler y sostendré que no tengo nada contra el colectivo gay, pero que me irrita el colectivo majadero.