Shakira
Han pasado diez meses desde que Shakira se presentó ante un tribunal de la Audiencia de Barcelona y llegó in extremis a una conformidad con la fiscalía y la Agencia Tributaria. Gracias a este acuerdo, la cantante logró esquivar la prisión: pagó una multa de más de siete millones de euros y, así, saldó su deuda con el fisco español.
Ahora, diez meses después, y con todas sus causas judiciales en España liquidadas o archivadas, la cantante, que no lo supera, ha vuelto a situar el tema en el centro de la agenda mediática.
Nadie se acordaba ya de los problemas fiscales de la colombiana. Los españoles nos habíamos quedado con eso de que "las mujeres facturan". Sin embargo, por razones que escapan de cualquier lógica, la de Barranquilla ha decidido hacer pública una carta para decir, en pocas palabras, que si reconoció los delitos no fue "por cobardía ni culpabilidad", sino para proteger a sus hijos.
Cuesta de creer, sin embargo, que la mejor manera de "proteger a sus hijos" sea removiendo, de nuevo, el avispero y de una forma tan pública. Igual con una explicación íntima, en la privacidad de su mansión en Miami, hubiese bastado para que los niños conocieran la versión y las intenciones de su madre.
Por si fuera poco, la cantante colombiana acusa a Hacienda de ser "machista". Shakira sostiene que, si el cantante hubiera sido un hombre estadounidense que se hubiera enamorado de una española y la visitara regularmente, la Agencia Tributaria no le hubiese exigido que pagara los impuestos en España.
Sin embargo, está claro que la cantante visitaba con asidua regularidad a su exnovio Gerard Piqué, con quien tenía una casa en común en España. Por lo tanto, el fisco no es machista, sino que le reclamaba lo que nos pide a todos: pagar los impuestos que corresponde.
En fin, Shakira, hay demasiados comportamientos machistas, muchos de ellos muy graves, como para ir tildando de "machista" todo lo que no nos gusta. Con argumentos como ese, se le hace un flaco favor a las mujeres.