Hu Aimin
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Desde esta semana, Air China vuelve a operar la ruta Barcelona-Shanghái con tres frecuencias semanales. Un itinerario que se une a los de la compañía aérea con Pekín, Shenzhen y Hong Kong. El vuelo con la ciudad portuaria se llevará a cabo con un Airbus 350 de poco más de 300 pasajeros. Antes del estallido de la pandemia, anualmente, Cataluña recibía 350.000 turistas chinos y, a la vez, se beneficiaba de un gasto global de 710 millones de euros.
Actores de la Administración pública como el Ayuntamiento de Barcelona o la Cámara de Comercio de Barcelona agradecen este movimiento del gigante asiático para reforzar los lazos culturales y empresariales entre los dos territorios. Más allá de estos datos, el acto de Air China se ha desvirtuado por el discurso del cónsul chino en Barcelona sobre la posición de la Unión Europea con los aranceles de los vehículos asiáticos.
Hu Aimin se ha dirigido al Gobierno de Pedro Sánchez para pedir que no apoye la aprobación definitiva, prevista para el mes de noviembre, del impuesto. Pese a la contundencia de las palabras del diplomático chino, las autoridades locales y autonómicas presentes en el aeropuerto no han querido echar leña al fuego y se han limitado a destacar los lazos de Barcelona y Shanghái en los últimos 25 años.