Pere Ferrer
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El director general de la Policía de la Generalitat de Cataluña, Pere Ferrer, dejará la estructura de la Administración autonómica, en la que permanecía desde 2015. La consellera de Interior, Núria Parlon, ha anunciado que se le reemplazará por el mayor, Josep Lluís Trapero. Un movimiento que llega en paralelo al nombramiento del comisario Miquel Esquius como jefe de los Mossos d'Esquadra.
Pese a haber sobrevivido a cinco consejeros de Interior, Jordi Jané, Quim Forn, Miquel Buch, Miquel Sàmper --ahora también en el Govern como consejero de Empresa y Trabajo-- y Joan Ignasi Elena, Ferrer ha sido incapaz de elevar la credibilidad del cuerpo autonómico de seguridad.
Bajo su tutela, los Mossos han exhibido picos de politización inaceptables, y han protagonizado escándalos como la fuga de Barcelona del expresidente catalán prófugo, Carles Puigdemont. Como consecuencia de ello, la credibilidad de la fuerza pública ha quedado tocada.
Cuando los agentes tributarios de la seguridad común se han situado en el disparadero, el hasta ahora DG ha sido incapaz de arroparles. Ferrer no ha logrado sacar al cuerpo de la trifulca política ni, tampoco, mejorar las cifras de inseguridad, que se han deteriorado en Cataluña.
Por ello, su tenencia en Interior no será recordada por ser de consenso ni duradera, sino que se rememorará como una época en la que los Mossos se acercaron peligrosamente al independentismo --basta ver su papel durante el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017-- y en la que hubo sonadas polémicas. En corto, el ya ex alto cargo no deja buen sabor de boca.