Joan Guàrdia
Sin duda, que la Universidad de Barcelona (UB), bajo las órdenes del rector Joan Guàrdia, se haya colado entre las 200 mejores del mundo, según el ranking de Shanghai, es una noticia maravillosa. Una vez más, la de barcelonesa se corona como la primera de Cataluña y España, por delante de la Autónoma de Barcelona (UAB) y la Pompeu Fabra (UPF).
Sin embargo, y siendo realistas, a las universidades españolas todavía les queda un largo recorrido para posicionarse en la cúspide de los centros con más prestigio del mundo. Un top10 que sigue liderando Harvard en primera posición, seguida de Stanford y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Entre las diez mejores figuran, además, Cambridge (4), Berkeley (5), Oxford (6), Princeton (7), Caltech (8), Columbia (9) y la Universidad de Chicago (10).
Para leer el nombre de nuestra querida UB --insistimos la número 1 de las universidades españolas-- hay que viajar hasta la franja del ranking donde se enumeran los centros que van de la posición 151 a la 200. Una muy buena noticia, pero muy (demasiado) lejos de la cabeza.
Guàrdia, en un comunicado emitido por la universidad, celebraba el resultado y defendía que "con la financiación de la que disponemos las universidades públicas de nuestro país, situar a la UB entre las 200 mejores del mundo en un entorno dominado por centros con más recursos que nosotros, es un hecho enormemente destacable". Palabras que parecen justificar una posición que, cuando se analiza, deja una sensación algo agridulce...