María Jesús Montero
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El Ministerio de Hacienda del Gobierno somete al examen del Congreso de los Diputados esta semana los objetivos de estabilidad presupuestaria y de deuda pública. Será el martes cuando trate de sacar adelante este paso imprescindible para la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2025 que el Ejecutivo quiere tener listos en tiempo y forma para final de año.
Errar en este punto no es baladí. El visto bueno del hemiciclo supondrá el pistoletazo de salida para la tramitación de las cuentas públicas y la base sobre la que el Estado, las comunidades y las entidades locales fijan su tope de deuda y déficit.
Es la tercera vez este año que la Cámara Baja examina unos objetivos de estabilidad presupuestaria; el Gobierno presentó los de 2024 hasta en dos ocasiones, aunque finalmente esas cuentas no se tramitaron por el adelanto electoral de Cataluña.
El contexto en el que se produce la votación no es sencillo, precisamente por el momento político de la comunidad catalana. El Ejecutivo vive en un constante y delicado equilibrio por mantener la integridad del bloque parlamentario que debe sostener la legislatura.
Y es en plenas negociaciones de ERC con el PSOE para investir president al socialista Salvador Illa que María Jesús Montero debe demostrar que Pedro Sánchez aún mantiene el apoyo de los siempre incómodos Junts y Carles Puigdemont para tan fundamental cuestión.