Josep Maria Campistol
En los últimos años, Cataluña ha afrontado la formación de médicos con la sombra de la pérdida de competitividad. Desde algunos círculos se ha alertado de que los hospitales de la región cedían facultativos en formación excelentes, y se ha apuntado su marcha a dos factores: la lengua catalana y el incremento del coste de la vida en la región, sobre todo en lo relativo al precio de los alquileres.
Pero es que el Hospital Clínic Barcelona, a menudo citado como el mejor del territorio, ha roto la tendencia. Tras conocerse la asignación de los médicos internos residentes (MIR), el centro sanitario del Eixample arroja cifras colosales. Contrasta con otros complejos médicos de la autonomía.
Cabe recordar que el Clínic ha impulsado en los últimos años programas de atracción específicos para profesionales en formación. Son estímulos extra a la captación y retención del talento que, con los datos del ejercicio en curso en la mano, tienen un impacto positivo.
Tras años de parálisis política en Cataluña, la ciudad sanitaria ha conseguido bregar hacia la excelencia. Es una muestra de que cuando hay voluntad y medios, las cosas se pueden hacer bien. Y es mérito, entre otros, del equipo del doctor Josep Maria Campistol, gerente.