Pere Aragonès
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El batacazo del independentismo en las elecciones catalanas ya ha pasado factura a uno de sus principales representantes. Pere Aragonès, hasta ahora presidente de la Generalitat, ha anunciado su futura retirada de la primera línea política por los malos resultados de su partido, ERC, que se dejó por el camino 13 de los 33 escaños que obtuvo en 2021.
Aragonès da un paso al lado necesario para la formación que representa. Y es que, en la pasada legislatura, quedaron dos cosas claras: por una parte, se evidenció que gobernar en clamorosa minoría era misión casi imposible, a pesar de la colaboración que obtuvo del PSC apoyando sus dos últimos presupuestos, entre otras iniciativas; y, por otra, que su estrategia de "ensanchar la base" del independentismo ha sido un estrepitoso fracaso.
El balance de ERC al frente del Ejecutivo catalán ha sido muy deficiente. En esencia, se ha caracterizado por una gestión ineficaz -la falta de agua y los pésimos resultados de su sistema educativo, a la cola de Europa, son dos ejemplos paradigmáticos-; y una obsesión identitaria que le llevó a impulsar medidas como las leyes para evitar el cumplimiento del 25% de castellano en toda la enseñanza, en una de las cuales también contó con el apoyo de los socialistas en el Parlament.