Carles Puigdemont
Carles Puigdemont ha conseguido su propósito de volver al primer plano político por obra y gracia de la ley de amnistía, después de que su partido se desangrara en votos en las municipales y generales del año pasado y de haberse convertido en una figura extemporánea dentro del Parlamento Europeo. Sin embargo, su regreso como cabeza de lista de Junts en las elecciones catalanas no ha sido el revulsivo que los posconvergentes esperaban, pues apenas han conseguido tres escaños más que en 2021, quedando lejos del ganador: el PSC.
El expresidente de la Generalitat se las prometía muy felices antes de los comicios pensando que su regreso, tras seis años fugado de la justicia en Bélgica por el procés, sería triunfal. Pero no ha sido así. En su comparecencia de anoche, apenas podía ocultar su desencanto dado que, además, los números no suman para que los independentistas recuperen la mayoría.
Puigdemont tiene ante sí ahora un panorama incierto. Más teniendo en cuenta que, durante la campaña, aseguró que no se veía como jefe de la oposición y que, si no logra ser president, dejaría la política en activo. Una promesa que, vista su trayectoria, tiene pocos visos de cumplirse. Y, menos aún, teniendo en cuenta la dependencia de los socialistas respecto a Junts en Madrid. Las alianzas postelectorales en Cataluña pueden marcar su destino, y cualquier opción es posible.