Amand Calderó
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La situación en las prisiones catalanas, en las que se suceden sin solución de continuidad las agresiones a los funcionarios por parte de los reclusos, va camino de convertirse en insostenible. Sólo en los últimos días se han registrado dos incidentes de este tipo, además de la polémica generada por la petición concedida a un interno para mantener un vis a vis con su mascota, un perro de raza peligrosa.
Con todo, lo más grave es la acusación de inacción a la Generalitat por parte de los sindicatos, que ven como los acuerdos alcanzados con el Govern para reforzar la seguridad del personal de prisiones y paliar esta situación no termina de aplicarse y, por ende, de dar resultados.
El hecho de que en muchas de las agresiones se dé el agravante de la reincidencia, tanto de los reclusos que las ejecutan como de los centros y los módulos en los que se producen, da idea de que, en efecto, se está pecando de dejación de funciones. Algo que debería servir de toque de atención para el departamento de Medidas Penales que capitanea Amand Calderó.
Además, se está produciendo una escalada en la violencia de las agresiones, con la aparición de objetos punzantes, que hacen temer otra tragedia como el asesinato de la jefa de cocina de la cárcel de Mas de Enric a manos de un preso que posteriormente se quitó la vida.