Duane Eddy
Muerte de un pionero
Siempre que hablamos de los orígenes del rock & roll, nos vienen a la cabeza los nombres de Elvis Presley, Chuck Berry o Jerry Lee Lewis, pero casi nunca el de Duane Eddy (Orning, Nueva York, 1938 – Franklin, Tennessee, 2024), que nos dejó hace unos días sin que la prensa española le dedicara más allá de unas líneas. Pero Duane Eddy fue famosísimo a finales de los años 50 y principios de los 60 en su condición de guitarrista singular e imaginativo que influiría en un montón de músicos ingleses y norteamericanos (Phil Manzanera tuvo el detalle de colgar en su página de Facebook una foto en la que se le ve sonriente junto a su provecto maestro). Sus instrumentales, vibrantes y contundentes, le dieron justa fama, y su manera de tocar la guitarra fue bautizada por sus compatriotas como twang, por el peculiar sonido obtenido al sustituir las cuerdas de una guitarra acústica por las de una eléctrica y dejar el resto a la amplificación: bastaban unos compases para percatarse de que quien tocaba era el señor Eddy.
Nuestro hombre le dedicó toda su vida a la guitarra, instrumento que empezó a tocar a los cinco años. Ya más mayorcito, se cruzó en su camino Lee Hazlewood, compositor y productor brillante del que uno recuerda especialmente sus colaboraciones con Nancy Sinatra (Hazlewood es el autor de These boots are made for walkin). Sus relaciones no siempre fueron un remanso de paz, ya que Hazlewood tenía muy claro cómo debía sonar su pupilo para triunfar y éste a veces no estaba de acuerdo con sus propuestas (o interferencias, según se mire), pero, a efectos prácticos, la colaboración entre ambos fue muy fructífera para los que escuchábamos sus discos.
Duane Eddy disponía de una muy amplia paleta de registros: rock, folk, country, surf (yo creo que influyó poderosamente en Dick Dale, cuyo Misirlou sonaba poderosamente en la secuencia de créditos de Pulp Fiction)…Con una guitarra en las manos, el hombre era inconfundible, y supo hacer sentir su presencia en una época en la que había que cantar a la fuerza para llegar a alguna parte y en la que un grupo como Krhuangbin habría sido echado a los leones. Como otros de sus compatriotas, Duane Eddy vio cómo su estrella declinaba con la explosión de lo que los americanos definieron como The british invasión, la de los Beatles, los Stones o los Kinks. En los años 70, nuestro hombre ya era un fósil glorioso, aunque conservó una nutrida base de fans hasta sus últimos días. Su principal éxito fue la estimulante Rebel rouser (1958), una de esas piezas instrumentales que se quedan en el inconsciente colectivo (aunque yo soy más del Telstar de Joe Meek).