Philippe Morin
Clariane, la multinacional francesa dueña de la red ITA, debería cuidar la transparencia como uno de sus pilares de funcionamiento. El grupo galo, cotizado, no aclaró si cerraría uno de sus centros históricos de salud mental en Barcelona, situado en la calle Anglí, en la zona alta de la ciudad.
Crónica Global avanzó la información y la orden de clausura se materializó hace unos días. La noticia llega como un triple mazazo. Para el personal, por supuesto. Para la ciudadanía, pues Anglí se había ido vaciando de pacientes hasta su situación actual, pese a la labor crucial que realiza en la lucha para tratar los trastornos alimentarios en jóvenes.
El tercero es el financiero, ya que la clausura emana de un mal cálculo del impacto de la apertura de su dispositivo flagship junto a la avenida Diagonal.
Clariane, un auténtico coloso de los cuidados a las personas en Europa, permitió que se enmarañara la gestión de su filial. Y ahora han llegado las medidas drásticas que se deberían aplicar sin esconderlas.