Dúo Nebulossa
¡Menudo empoderamiento!
Vi por televisión al dúo Nebulossa interpretando su canción Zorra y me invadió una fuerte sensación de vergüenza ajena (que se incrementó con las posteriores declaraciones de la cantante, María "Mery" Bas, asegurando que con semejante exitazo habían resignificado la palabra zorra, quitándole sus connotaciones peyorativas y convirtiéndola en sinónimo del empoderamiento femenino). La cosa era un tecno pop revenido, con un fondo de sintetizadores chunda chunda, cantado con poquita voz y enriquecido por una coreografía presuntamente transgresora a cargo de dos bailarines con tanga y corsé que daban más risa que otra cosa.
Investigando (mínimamente) la gloriosa carrera de Nebulossa, descubrí que se trataba del matrimonio formado por Mery Bas y Mark Desousa (dos reteñidos de cincuenta y tantos años procedentes de Ondara, provincia de Alicante), responsables de un elepé de título estupefaciente, Poliédrica de mí (2021) y de unos cuantos singles con títulos que también merecen ser reseñados: Alud de inconformismo (2020), Glam (2021), Histeria de lo nuestro (2022), Me pones a mil (2023) o Me ha dado porno (2023, como quien dice Me ha dado tos). Nebulossa podrían haber sido unos excelentes secundarios en el mundo de Yurena, Leonardo Dantés, Tony Genil y Arlequín, pero se lo habían montado por su cuenta, apuntándose al cochambroso Benidorm Fest y ganándolo, con lo que su Zorra será la orgullosa representante de España en el próximo festival de Eurovisión (igual no le va mal, si tenemos en cuenta que hace años que el festival se hace para el disfrute exclusivo del sector más frívolo y petardo del colectivo gay).
Pero lo peor vino después. Después vino Pedro Sánchez a decir que la canción le encantaba y que al que no le gustara era porque prefería enviar a Eurovisión una nueva versión del Cara al sol. Después salió la ministra de Igualdad a asegurar que la canción de marras le parecía estupenda. Después salió el ministro de Cultura, Ernest Urtasun (¿ese cargo se gana en una tómbola?, me pregunto), y tres cuartos de lo mismo. Sí, ha habido protestas del sector más lúcido del feminismo, que no se ha tragado lo del cambio de significado de la palabra zorra. Sí, ha dimitido la delegada de Igualdad de RTVE, Montserrat Boix, diciendo que eso "Ni es empoderamiento para las mujeres ni feminismo", pero el gobierno ha contraatacado diciendo que estaba a punto de quedarse sin cargo y que le ha dado por irse dando un portazo y montando el numerito (se les ha olvidado añadir que para hacerle un favor a la derecha y a la fachosfera). Pero la canción tira adelante (nihil obstat de Eurovisión) y llegará a Malmö el próximo mes de mayo.
¡Cómo han cambiado las cosas en España! En 1983, a Las Vulpes, unas punkies de Bilbao, casi las crucifican por cantar en TVE Me gusta ser una zorra, apañada versión del I want to be your dog, de Iggy Pop y los Stooges. Pero en el 2024, disfrutando del gobierno más progresista de la historia de nuestra democracia, ser una zorra (resignificada) mola cantidad (y más aún ser una zorra de postal, signifique eso lo que signifique). Y si no te gusta, te parece una muestra de tecno para catetos y te dan entre risa y grima los señores del tanga y el corsé, pues ya lo sabes, eres un rancio y, probablemente, un falangista que escucha a diario el Cara al Sol. ¡Pasa ahora mismo para la fachosfera, desgraciado!
Irene Montero ha desaparecido de la política española, pero ha dejado su legado, como demuestran un presidente del gobierno y dos de sus ministros. Los del dúo Nebulossa, pobres, hacen lo que pueden para intentar pillar cacho, pero que les ría las gracias gente que se las da de progresista es de juzgado de guardia, francamente.