Anna Simó

El tan cacareado "modelo de éxito" de la llamada "escuela catalana" ha resultado ser otra falacia más de la propaganda nacionalista. Su estrepitoso fracaso se ha visto reflejado en los más que preocupantes datos del último informe PISA, en el cual se muestra que los alumnos de esta autonomía están en el furgón de cola en conocimientos de matemáticas, lectura y ciencia, no ya sólo comparados con los del resto de España, sino con los de toda Europa.

Por si fuera poco, el Govern ni siquiera tiene un plan a corto ni a medio plazo para intentar revertir una situación tan preocupante. En lugar de asumir sus errores y actuar en consecuencia, la conselleria de Educación que encabeza Anna Simó (ERC) volvió a hacer gala ayer de su incapacidad echando mano de excusas de mal pagador, como culpar a los recortes del pasado -tras más de una década de gobiernos nacionalistas-, la pandemia del Covid o a los cambios de las leyes educativas del Gobierno central. Pretextos, estos dos últimos, especialmente burdos, por tratarse de problemas que, obviamente, han sufrido todas las autonomías.

Que ante un problema tan extremadamente grave todo lo que la Generalitat de Cataluña sea capaz de ofrecer ahora sea un plan de diez propuestas a largo plazo resulta desolador, exasperante e intolerable. Y otro síntoma de su manifiesta ineficacia. Urgen soluciones, y son necesarias ya. No hay dilaciones que valgan: la educación y el futuro de los alumnos de la autonomía están en juego.