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En una empresa privada, Jordi Turull ya habría dimitido. O ya habría sido cesado. Como secretario general de Junts per Catalunya (JxCat), su gestión ha sido nefasta. Ha apostado por la confrontación, la ruptura de puentes y los vetos. De esta forma, ha colocado a su partido al borde de la irrelevancia, pues está fuera del Govern, de la alcaldía de Barcelona y de la Diputación de Barcelona.