Macarena Olona
Del puticlub a la gloria
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Entre el aburrimiento generalizado que provocan todos los candidatos a las próximas elecciones generales, yo diría que únicamente destaca (aunque solo sea por su habilidad para el entretenimiento) Macarena Olona Choclán (Alicante, 1979), quien ha tenido el cuajo de dar inicio a su campaña electoral en un puticlub de la provincia de Granada, argumentando que los políticos españoles forman parte del colectivo que visita asiduamente tan benéficos establecimientos. No sé si tendrá razón, pero como argumento sarcástico, no se puede negar que tiene su gracia. Y que es muy impropio de alguien que se dio a conocer formando parte de Vox, un partido de extrema derecha cuyas principales propuestas políticas consisten en jorobar a los homosexuales, hacer la vida imposible a los inmigrantes y, sobre todo, conseguir que el noble arte de la tauromaquia vuelva a ocupar el lugar que le corresponde en el imaginario colectivo de los españoles.
Macarena Olona cayó en desgracia en Vox, aunque nunca he podido averiguar exactamente por qué. De un día para otro, desapareció de entre las huestes de Abascal y luego reapareció con un partidillo que se acababa de inventar y que atiende, en la línea críptica de Sumar, por Caminando Juntos (aunque no se diga hacia donde, de la misma manera que no se sabe muy bien qué es lo que suma Sumar, pues más bien parece que resta, como ha apuntado sagazmente Gabriel Rufián). No se sabe gran cosa de Caminando Juntos, más allá de un aparente interés por dignificar la vida de las trabajadoras sexuales. ¿Es un partido de derechas, de izquierdas, socialdemócrata o mediopensionista? Misterio, aunque lo de iniciar la campaña electoral en un puticlub no parece muy de derechas. Macarena tampoco se está matando para qué sepamos quién es y qué pretende. ¿Se salió de Vox porque eran demasiado de derechas o porque no lo eran lo suficiente? Esta mujer es todo un enigma.
Aparentemente, se trata de una señora de orden cuya profesión es la de abogada del Estado. Su padre, eso sí, era un mangante de Lérida llamado Pablo Olona que, tras dejar tirada a la familia, se dedicó a actividades moralmente discutibles y acabó teniendo problemas con la justicia (se le considera cómplice del clan Pujol en el desvío de dinero hacia Panamá), a la que intentó dar esquinazo, pero con no muy buena fortuna, pues tras darse a la fuga, fue detenido y enviado a presidio. A la hija la entendíamos todos cuando militaba en Vox, pues apenas la distinguíamos de Rocío Monasterio, Ortega Smith y demás perlas cultivadas del partido de Abascal. Pero desde que va por libre, la verdad es que yo, por lo menos, no entiendo nada de su supuesta evolución ideológica ni de a qué aspira con su Caminando Juntos.
A ver si las televisiones le hacen un poco de casito y hay manera de enterarse de qué pretende, ya que, hasta ahora, estoy en la inopia al respecto. Lo del puticlub me ha gustado, aunque haya sido empezar la campaña en lo más alto, con lo que le va a costar mantener el nivel de aquí al día 23. Prometo hacer lo posible para seguir sus mítines por la tele, si se retransmiten, ya que es el único candidato del que aspiro a obtener un poquito de honesta diversión: todos los demás son un muermo de lo más previsible.