Convertir Ferrovial en una sociedad de Países Bajos ha tenido beneficios, básicamente fiscales y de poder del presidente, para la familia Del Pino. Pero esta operación también tiene un reverso, y ahora empiezan a ser conscientes de ello. La compañía se ha quedado sin el llamado escudo antiOPAs de España, por lo que está a merced de que los fondos de inversión (básicamente, uno) amplíe poco a poco su participación en el grupo y complique la gobernanza de la familia fundadora.
Hace tiempo que Ferrovial no es solo una empresa de los Del Pino. Ahora, deberá sobrevivir a los vaivenes de la cotización fuera del territorio nacional y de su legislación.