La controvertida decisión de Ferrovial de trasladar su domicilio social a Países Bajos ya ofrece visibles réditos al grupo de construcción y concesiones cuando está a punto de concluir la primera fase del proceso. Desde que anunciara la medida, a finales del pasado mes de febrero, los inversores han apostado de forma notable por la compañía hasta el punto de elevar su capitalización bursátil en unos 2.550 millones de euros.

Esta cifra se traduce en un avance de algo más del 13% en el precio de las acciones, que contrasta con la trayectoria mostrada en el mismo periodo por el Ibex 35, que muestra leves retrocesos, en torno al 1%, afectado por diversas incertidumbres como las turbulencias financieras generadas por la crisis de la banca mediana en EEUU y las dudas acerca del final de la subida de tipos de interés en la zona euro.

A las puertas del 'top 10'

Ajena a estas circunstancias, Ferrovial ha incrementado su valor de mercado hasta situarse por encima de 21.600 millones de euros al cierre de la sesión de este lunes, en lo que supone un nuevo máximo histórico.

Una capitalización que coloca a la empresa controlada por la familia Del Pino a las puertas de los diez mayores valores del índice selectivo, a poco más de 1.000 millones de euros de Telefónica, que ocupa actualmente el décimo puesto.

Fin de plazo

Ferrovial alcanza este punto cuando última el inicio de los trámites para comenzar a cotizar en la Bolsa de Amsterdam, paso previo a dar el salto a Wall Street, hito que la compañía señala como uno de los principales factores que han motivado la mudanza de su sede social desde Madrid a Países Bajos.

A finales de la pasada semana concluyó el plazo dado por la compañía para que los accionistas que se opusieron a la fusión inversa de la matriz con la filial que agrupa el negocio internacional, domiciliada ya en Amsterdam desde hace más de tres años, ejercieran el derecho a vender sus acciones y separarse de este modo de Ferrovial.

Condición suspensiva

A falta de la confirmación oficial, una vez realizadas todas las comprobaciones oportunas, la empresa asegura no tener constancia de que algún socio haya hecho uso de esta facultad, lo que da luz verde para seguir adelante con el proceso.

En su día, Ferrovial condicionó al traslado a que la contraprestación para atender las potenciales ventas de títulos de los socios disconformes con la mudanza no superar el montante de 500 millones de euros. Teniendo en cuenta que la cantidad ofrecida era de 26 euros por acción, la operación se hubiera frustrado si poseedores de un mínimo del 2,64% del capital hubieran ejercicio su derecho de separación.

Sin embargo, las posibilidades de que se diera este hecho se fueron reduciendo a medida que la cotización de Ferrovial avanzaba sin freno y el precio de las acciones en el mercado se alejaba progresivamente de la compensación comprometida por la empresa.

El pasado 13 de abril, una histórica junta de accionistas aprobaba por abrumadora mayoría la citada fusión, que da carta de naturaleza al traslado, hasta el punto de que la proporción de votos en contra no alcanzó el 7% de los emitidos en la asamblea.

Oposición sin separación

Más de la mitad de ellos se correspondieron con la participación del accionista Leopoldo del Pino, uno de los herederos del fundador de Ferrovial, Rafael del Pino Moreno, y hermano del actual presidente, Rafael del Pino Calvo-Sotelo. Anterior miembro del consejo de administración, sus múltiples discrepancias con la gestión de la compañía provocaron su salida del órgano de gobierno y, desde entonces, ejerce una activa oposición.

No obstante, aunque se daba por hecho su voto contrario también se descontaba que no frustraría la operación de traslado, dado que la evolución del precio de las acciones en el mercado le hubieran llevado a vender su paquete de acciones por entre 100 y 115 millones de euros menos de su actual valoración en bolsa.

Antes de fin de año 

Si se hacen buenas las primeras estimaciones de Ferrovial, el resto de socios que se opusieron a la operación en la junta han seguido el mismo razonamiento de Leopoldo del Pino.

Tras presentar los resultados del primer trimestre, la compañía explicó a los analistas que espera cerrar definitivamente la fusión a la vuelta del verano y comenzar a cotizar en Amsterdam antes de que concluya 2023, con el fin de poner en marcha cuanto antes el salto a la Bolsa de Nueva York.

Incertidumbre

Así las cosas, una de las incógnitas que queda por resolver es si el Gobierno, que reaccionó de forma furibunda a la decisión del traslado y ha arremetido contra la compañía en numerosas ocasiones desde entonces, tomará alguna medida en contra de la maniobra.

De acuerdo con lo trasladado por la empresa al mercado, con la base de la opinión de sus servicios jurídicos, los riesgos en este sentido son inexistentes.

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