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Jaume Collboni ya es alcalde de Barcelona y los votos que han permitido su investidura lanzan un mensaje: los ciudadanos quieren pasar página del populismo y del independentismo que a punto estuvo de asaltar una de las ciudades más cosmopolitas de Europa.
No fue fácil para el candidato socialista hacer campaña sin incurrir en la contradicción que supone hablar de cambio y haber formado parte del gobierno de Ada Colau. Igualmente complejo será deconstruir el errático legado de los comunes. Pero Collboni tiene un buen equipo.