Pere Aragonès
Pere Aragonès empieza a recoger los frutos del descontento por su gestión al frente de la Generalitat. En franca minoría en el Parlament tras la salida de sus socios de Junts del Govern el pasado octubre, y con los presupuestos de 2023 pendientes de aprobar, el mandatario de ERC afronta ahora una semana marcada por la conflictividad social.
Las huelgas de médicos, del sector educativo y del taxi de hoy y mañana evidencian no sólo su malestar --algo lógico, teniendo en cuenta el colapso de los dos primeros tras más de una década de gestión nacionalista marcada por severos recortes sociales--, sino también la incapacidad de los consellers y dirigentes de la Generalitat de llegar a acuerdos. En este punto, la intransigencia y la falta de autocrítica del de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, resultan paradigmáticas.