Mireia Ingla
Las actuaciones de la alcaldesa de Sant Cugat del Vallès, Mireia Ingla –uno de los valores al alza en la nueva ERC–, son la demostración más incontestable de que en Cataluña no existe un nacionalismo moderado.
La justicia ordenó –en sentencia firme– que retirara de la fachada del ayuntamiento una pancarta con el mensaje “libertad presos políticos” y un gran lazo amarillo. Pero la edil se quiso pasar de lista y lo sustituyó por otros carteles y lazos amarillos colgados en el interior de las ventanas del edificio consistorial, pero visibles desde el exterior.
Ante esta tomadura de pelo, la juez le ha advertido de que, si en cinco días no retira los nuevos carteles y lazos amarillos, deberá pagar una multa de 500 euros semanales. Su acción supone “una voluntad deliberada y explícita de mala fe, de no ejecutar una resolución judicial", indica la magistrada.
A pesar de ello, la alcaldesa ha asegurado que no hará “nada” de lo que le pide la juez y ha arremetido de forma airada contra Cs, el partido que la denunció por colocar la pancarta y el lazo amarillo. Ingla, hija política del procés, representa lo peor de la política catalana.