Francisco Reynés
El presidente de Naturgy, Francisco Reynés, ha hablado alto y claro sobre el actual escenario energético que se plantea en España, sumida en un problema de disparada inflación de la electricidad provocada, entre otros factores, por la subida de los precios del gas natural. Lejos de ofrecer un mensaje políticamente correcto o "buenista", tan de moda en estos tiempos, el ejecutivo ha aprovechado la junta de accionistas de la compañía para reivindicar el papel clave en la transición energética de la materia prima en una época en la que está siendo demonizada por su implicación en la subida del recibo.
Sabedor de que los paños calientes representan pan para hoy y hambre para mañana, Reynés se ha mostrado tajante al asegurar que el gas seguirá siendo fundamental durante los próximos años para la seguridad del suministro y, además, con argumentos que no por menos conocidos dejan de ser de aplastante lógica.
Con el inminente cierre de las plantas térmicas y el programado y progresivo de las nucleares, que se iniciará en apenas cinco años, el sistema necesitará de los ciclos combinados para cubrir el hueco que la inconsistencia y la impredicibilidad de las renovables dejan. Mientras no se alcance ese objetivo de que el 75% del mix energético quede en manos de la energía verde, el gas se impone como única alternativa, a tenor de la estrategia energética diseñada por el Gobierno, sea más cara o más barata.
Además, Reynés ha dado motivos para el optimismo: el gas natural avanza para reducir sus emisiones y el desarrollo del llamado gas renovable también contribuirá a reducir la dependencia energética del país. Hasta que llegue ese momento, lo más adecuado es afrontar la realidad tal como viene, sin filtros, sin eufemismos.