Francisco Reynés
Naturgy está a punto de cerrar un año notablemente brillante en bolsa, con revalorizaciones superior al 40% en un entorno especialmente complicado para los mercados, en general, y para el sector energético, en particular por la muy elevada inflación de los precios, tanto de las materias primas como de la electricidad, derivada de lo anterior. Bien es cierto que este comportamiento se ha visto por completo condicionado por la opa que a comienzos de año lanzó el fondo IFM con el objetivo de hacerse con algo más del 22% del capital y ser parte activa de la gestión de la empresa.
El movimiento de la entidad australiana ocasionó al respuesta a la contra de Criteria, primer accionista de la compañía, para reforzarse en el capital y, llegado el caso, en el consejo de administración. Con este ambiente tan peculiar, el presidente de Naturgy, Francisco Reynés, ha sido capaz de mantener al margen la gestión de la empresa y que se viera lo menos afectada posible por esta circunstancia, hasta el punto de que, pese a que en primera instancia retrasó la aprobación del nuevo plan estratégico, finalmente lo llevó a cabo antes de que acabara el proceso de opa, con el argumento irrefutable de que las empresas no pueden detenerse, por el bien de los trabajadores y también de los accionistas.
El tiempo ha dado la razón, como prueba el hecho de que GIP y Rioja, los fondos que entraron en el capital en 2016 y 2018, respectivamente, ya tienen cubierto más del 70% de su voluminosa inversión con plusvalías y dividendos. Un aval y señal de confianza al mercado, uno de esos intangibles tan valorados por los inversores.