Carles Riera
Es fácil que afloren las incongruencias cuando se abusa de los maximalismos. Carles Riera, como buen dirigente de la CUP, peca de ello. Hasta que el periodismo ejerce su papel y le pone ante el espejo. Riera no supo qué responder ante una pregunta sobre qué haría si un día vuelve a casa y se la encuentra okupada. El antisistema se quedó en blanco, titubeó. Porque una cosa es querer cargarse la unidad antidisturbios de los Mossos d'Esquadra y otra, necesitarla.