Miquel Buch
La visita del consejero de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, y de su número dos, Brauli Duart, al expresident Puigdemont en Waterloo no podía haber sido más inoportuna. Que, a falta de cuatro días para el Consejo de Ministros en Barcelona --amenazado por la violencia de los borroka indepes--, los máximos responsables de la seguridad ciudadana en Cataluña protagonicen una peregrinación para postrarse ante el fantasmagórico líder independentista huido, no tiene nombre. Y menos aún cuando el propio Puigdemont insiste en tildar la reunión del Gobierno de “provocación” y animar a los CDR a colapsar la ciudad ese día. Más les valdría al conseller y a su segundo dedicar todos los esfuerzos a tratar de reducir el riesgo de incidentes durante el Consejo de Ministros, tal y como le advierten desde los principales sindicatos policiales.