Mar Ampurdanès
Arran ha vuelto a cruzar la línea roja. Sus martillazos contra Crónica Global, con nocturnidad y alevosía, en el marco de una campaña para derrotar el "oscuro fascismo" que dice que hay en España demuestra que las juventudes antisistema andan algo confundidas con algunos conceptos.
Para la kale borroka catalana el fin justifica los medios, y la libertad de expresión sólo es válida si se dice lo que quiere oír. Su cara más visible es Mar Ampurdanès, que evidentemente no ha condenado la violencia, sino que, crecida en un entorno que la anima a salir a la calle, se ha vanagloriado de ella en otras ocasiones similares, como el ataque a un bus turístico en verano.