Juan Alfaro
Más allá de las peleas políticas y del victimismo que tan bien caracteriza a los políticos nacionalistas catalanes, la política de inversiones del ferrocarril público en Cataluña deja mucho que desear. Es imposible --por imprudente-- atribuir a esa racanería ningún accidente, pero está claro que otra actitud haría más difícil que Renfe se convierta en noticia día sí y día también; y no positivas.